martes, 25 de julio de 2017


Reflejo de una problemática social

moranfernando_90@live.com




Desde los albores de la humanidad, y a partir de aquel primer hombre, utilizara la violencia a manera de defensa personal, como parte de su instinto de supervivencia. Esta aterrizo en el aparato psíquico del ser humano; para posterior, propagarse a modo de metástasis y afianzarse en la cultural social de los pueblos. Las sociedades antiguas se caracterizaron por dar uso a la violencia, para: invadir territorios, levantar imperios, acumular riquezas, imponer ideologías.

“La violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en contra de uno mismo, otra persona, o en comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones físicas, daños psicológicos, o muerte” (OMS).

La violencia en la sociedad ecuatoriana, es una que lleva años arraigada en las entrañas de su población, producto de una derivación histórica de aquella “gran violencia” que padecieran los pueblos latinoamericanos a través de los siglos.

Entre todos los casos de violencia registrados en el Ecuador, existió uno en particular que sigue siendo tema de análisis para historiadores y psicólogos contemporáneos. El acto se ejecutó un 28 de enero de 1912 en Quito, donde una numerosa muchedumbre, cegada por la ira, agredió y asesinó a modo de un atroz espectáculo de hoguera bárbara, a un ilustre ciudadano, que por ironías de la vida, murió en manos, de aquella misma gente, por la cual trabajó y luchó toda su existencia: el Gral. Eloy Alfaro Delgado.

Aunque las estadísticas manejadas por el Ministerio del Interior (MDI) en los últimos años, muestran un principal aumento en casos de femicidos, abusos de menores, y violencia intrafamiliar. Lo cierto, es que también se han presentado hechos de violencia no aislados, que reflejan un grave problema social, que exige un verdadero espacio de análisis por parte del estado en general. Hechos que van más de allá de una simple agresión física o psicológica. Acciones que indignan, e inclusive, llegan a incomodar por la manera de quién las ejecuta, y cómo las realiza.

A pesar de que en el país, se ha avanzado mucho en materia legal, en cuanto a temas de violencia social se trata. La verdad es que aún falta trabajar bastante por desterrar, o controlar en la medida de lo posible, este mal. Buscar solución a esta enfermedad, es enfocar la mirada a las raíces de la sociedad: la familia.

(El Diario / Manabí)