Abrazando
el sueño americano
Cinco bielas de las
verdes, consumidas por ambos, con el afán de “matar” el calor de la tarde del
pasado martes 31 de julio, mientras conversábamos de todo un poco sentados al
filo del empedrado pavimento, fueron cervezas más que suficientes para darme
cuenta que el buen amigo con el que me encontraba libando, había ya dejado de
ser el inmaduro y juvenil individuo que se había marchado hace ya un par de
años a tierras americanas, en búsqueda de nuevos y mejores días para él y
su familia.
Este Men ya era
otro. Un tipo más maduro y conocedor de la vida. En sus claros y verdes ojos se
refleja la lucidez de un tipo que debió aprender a ganarse el pan de cada día
y plantearse nuevas metas, estando inmerso en un sitio distinto, donde hasta el
aire que respira exhibe la historia y el poderío de una potencia mundial. País,
que por siglos, ha sido el atractivo de muchos ciudadanos del todo el mundo,
deseosos de llegar para ir en búsqueda y conquista del tan renombrado:
“American Dream” (sueño americano).
Asher Rivadeneira
Castillo, ese es el nombre del hombre, pana, tío, brother, de origen ecuatoriano (portovejense de nacimiento), quien lleva más
de 8 años viviendo y camellando (trabajando) en los Estados Unidos (EE.UU.).
Friend (amigo) que conozco hace más de 20 años, desde aquel fuerte invierno
(Fenómeno El Niño) de 1998.
Como suele ocurrir en
muchos casos de familias migrantes, Asher (que en el idioma hebreo significa
Feliz y/o Afortunado) fue el último de su familia en viajar a los EE.UU. La
primera vez que pisó suelo americano fue en marzo de 2010, a la edad de 18
años. Ya en Norteamérica, Bronxville fue la primera parada donde llegó a vivir.
Una villa ubicada en el condado de Westchester, ubicada dentro del estado de
Nueva York.
De inmediato se
familiarizó con las exigencias y el cumplimiento de convivir en una nación capitalista,
altamente productiva y competitiva. En aquel poblado estudió el idioma inglés
por las tardes, en una universidad de la localidad, por un periodo de un año y
medio. Mientras que por las noches, Asher trabajó en un restaurante limpiando
mesas y lavando platos, siendo aquel su primer empleo. A partir de esa primera
experiencia laboral, la cual aprendió a valorar, vinieron varias más en el
transcurso de su estancia en Bronxville.
Al siguiente año, el 03 de enero de 2012, Asher
armaría nuevamente su maleta y se enrumbaría a experimentar una nueva travesía
por el país del Norte. En esa ocasión sería la ciudad de San Francisco, ubicada
en el Estado de California, su segunda parada. El domicilio donde llegaría a vivir lo compartiría
junto con su hermano mayor, Max Rivadeneira, quien fue el primero de la familia
“Rivadeneira - Castillo” en viajar a los EE.UU. a finales de la década de los
90´s.
San Francisco,
considerada por millones de viajeros como una de las más bellas ciudades del
mundo, fue una urbe que le asentó muy bien a Asher. Según sus palabras, “la
ciudad es espectacular, y fue ahí donde comencé a sentirme un ciudadano más en
los EE.UU.”. En la también conocida “Ciudad de las mil perspectivas”, mi pana
Asher vivió y trabajó también como mesero por un lapso de tiempo de un año.
Por asuntos
personales, Asher decide retornar al Ecuador, radicándose en la ciudad de
Portoviejo (Capital de Manabí) hasta finales del 2014. Pero la aparición de una
fuerte hernia a nivel de pelvis y la columna vertebral, lo llevaría nuevamente
a tomar la decisión de viajar a los EE.UU., donde finalmente seria operado en
la ciudad de Tampa (Estado de Florida), por el mes de febrero de 2015.
Después de completar
la rehabilitación física pertinente, Asher encontraría trabajo como auxiliar de
mantenimiento en un complejo de apartamentos. Como ya para entonces sabía comunicarse
a través del idioma inglés, tanto al revés y al derecho, una mejor propuesta de
trabajo lo llevaría a trasladarse hasta Oklahoma City, que es la capital del
estado de Oklahoma.
Uno de los aspectos
más sobresalientes que ha tenido el ser humano, desde los primeros homínidos
aparecidos en el África sub-sahariana hace más de 125.000 años, ha sido su gran
capacidad para trasladarse, asentarse y adaptarse en casi cualquier lugar de la tierra.
Hoy en día, las
migraciones humanas se siguen dando a lo largo y ancho del planeta; sin
embargo, la gran mayoría de ellas son resultados de crisis políticas, económicas,
sociales y/o culturales, que las naciones tienden a sufrir a razón de las erradas
y mezquinas decisiones de sus gobernantes.
Un claro ejemplo es
la crisis migratoria que padece Venezuela, que ha dejado como saldo más de 1.5
millones de venezolanos fuera de su país. Irónicamente, el único país de la
región con las mayores reservas probadas de petróleo (oro negro) del mundo.
Un tema que es de suma
importancia para todo migrante en cualquier parte del globo, es su calidad de
legal o ilegal (indocumentado). Condición que en ciertos casos, tiende a tener
reformas a partir de fuertes y exageradas políticas migratorias, como la
impuesta por el actual gobierno de Donald Trump. Ley antimigratoria que no le
importa separar padres de hijos, y viceversa, provocando una fuerte brecha psicológica
y emocional en quién la vive.
A diferencia de los
muchos emigrantes latinoamericanos que han llegado a los EE.UU. cruzando la
desértica y traicionera frontera de México, Asher lo hizo por medio del pedido
de sus familiares, lo cual le permitió conseguir la residencia americana. Manejar
el idioma y tener los papeles al día, han sido piezas claves para que Asher
pueda estabilizarse y encontrar mejores oportunidades laborales en suelo
“Yanqui”.
Con un actual puesto
como Gerente dentro de una empresa de remodelación de interiores de hogares en
Oklahoma City. El presente y futuro de Asher pinta más que bien a la temprana edad
de 26 años. Si bien entre sus próximos planes está el obtener la nacionalidad
americana y así poder gozar de nuevos privilegios, la idea de regresar y
quedarse en la tierra que lo vio nacer para en conjunto con su actual novia
formar una familia, es un objetivo que alimenta
cada día con mucha pasión y dedicación.
Con un fiel ejemplo,
a base de esfuerzo y sacrificios, Asher Rivadeneira se suma a la larga lista de
ecuatorianos regados por el mundo que han logrado conseguir y abrazar sus sueños,
dejando en alto el nombre del Ecuador. Fiel hincha barcelonista, que desde la lejanía
de las fronteras territoriales continua alentando a su equipo.
Adelante
brother, ésta tu tierra, la tierra de los tres mundos (costa, sierra y
oriente), te estará esperando siempre con los brazos abiertos.