sábado, 28 de julio de 2018


Resistiré


Sentado sobre este frío y rústico bloque de madera, el vaivén de las olas se muestra alejado, extraño, ligero. El gélido viento que se pasea entre los asistentes, golpea y sorprende a más de uno. De mi parte, agradezco en silencio el hecho de encontrarme abrigado. Es el tercer miércoles del mes de julio y el tiempo indica que son las 19h10.

El cielo nocturno de Manta está despejado, a pesar de aquello son pocas las estrellas presentes en el firmamento. Nuevamente, siguiendo la tónica de los últimos cinco meses, la playa El Murciélago vuelve hacer el punto de encuentro de propios y extraños. La causa de mi presencia aquí, observar la última función (película) del proyecto cultural Cine a orillas del mar.

De repente, logro reconocer a un hombre de mediana estatura, piel color canela y cabello oscuro, el cual va acompañado con un micrófono en mano, quien se ubica por delante del público, diagonal a la pantalla inflable. De inmediato expresa lo siguiente: “Hola, soy Antonio Cedeño. Agradezco la presencia de todos esta noche. De acuerdo con la opción ganadora, la película que están por ver a continuación se titula, Átame. Película del cineasta español Pedro Almodóvar. Además, vuelvo a reiterar mi agradecimiento a la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí y al Municipio de Manta, por el apoyo económico y social brindado para el desarrollo del presente proyecto. Por último les recuerdo, la película que está por empezar es una cinta que estuvo nominada en su debido tiempo a los premios Goya, pero contiene fuertes imágenes explicitas, lo cual me preocupa un poco porque observo a varios menores de edad sentados sobre la arena”.

A diferencia del templado atuendo que cargaba puesto Antonio, el día que le realicé la entrevista (dos semanas atrás), muy cerca del lugar de donde me encuentro ahora. En está ocasión lo veo lucir una vestimenta ensombrecida (Jean azul marino, suéter y zapatos color negro). El motivo de la plática con aquel joven gestor cultural de raíces chonenses, fue saber cómo nació la idea de proyectar cine de manera gratuita y al filo del mar.   

De aquel interesante dialogo me enteré que la idea nació a partir de una necesidad de satisfacer la carencia que se mantiene aún del MAAC Cine, el cual fue un espacio exclusivo para la proyección de películas independientes (películas que se realizan al margen de los circuitos comerciales y de producción habituales), y que funcionó hasta el 29 de diciembre de 2013, en el auditorio del ex museo del Banco Central del Ecuador de Manta. Esta información la conoce Antonio a la perfección, dado que él fue administrador del MAAC Cine entre los años 2011 a 2013.

Dos años después del cierre del MAAC Cine, con mucha ilusión pero con escaso presupuesto, el proyecto Cine a orillas del mar se inaugura por primera vez en Manta el 07 de marzo de 2015. Pero debido a varios inconvenientes relacionados con logística y costeo de aquella época, sólo tres películas logran rodarse y exhibirse. Dichas funciones albergaron la presencia entre 300 y 400 espectadores.

Para este segundo ciclo, el proyecto de exhibición cinematográfica de Cedeño albergó un total de 15 películas, incluida la de esta noche. Proyecto que empezó a rodarse a partir del 07 de febrero del presente año. “Extraños en la noche”, cinta argentina dirigida por Alejandro Montiel, fue la opción elegida para la primera función.  Por su parte, “Mejor no hablar (de ciertas cosas)” e “Instantánea” fueron dos filmes de producción ecuatoriana que también formaron parte de este nuevo periodo.

Mientras miro el inicio de la película, y a su vez, voy recordando un poco más la conversación que mantuve con Antonio, un familiar y agradable aroma a canguil y café recién preparados llama por un instante mi atención. Las tres personas que se encuentran dentro de la tienda de playa, ocupados en la comercialización de los alimentos, son amigos y colaboradores de Antonio. El dinero que se obtiene de las ventas va destinado a financiar un porcentaje económico de cada función. Otra fracción del financiamiento ha sido colaboración de la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí  Según Antonio, en promedio son $400.00 el costo total, que ha debido necesitar para proyectar cada película. 

A medida que avanza el inquietante ritmo de la noche, la trama de la película está más que sobreentendida a 30 minutos de haber comenzado: Un hombre rebelde y problemático de nombre Ricky (Antonio Banderas), a quien acaban de darle de alta de un centro psiquiátrico, va en busca de Marina, la mujer de la que vive obsesionado, a raíz de una ocasión que se acostó con ella por dinero. El objetivo de Ricky es secuestrarla ya que está convencido de que cuando ella lo conozca íntimamente, bajo los efectos del síndrome de Estocolmo, se enamorará perdidamente de él. Por su parte, Marina (Victoria Abril) es una  atractiva actriz que ha tenido que lidiar con varios problemas para llegar donde está. Problemas vinculados entre un pasado pornográfico y la dependencia a las drogas.

Si bien hasta el momento, el desarrollo del controversial argumento ha sido algo fácil de consumir y asimilar, no es sino hasta la parte del sexo libre y consentido entre Ricky y Marina, que la película logra captar la atención de todos los aquí presentes. Por unos cuantos minutos, la atmósfera de este frío y apartado sitio de la playa, se calienta y adormece con cada gemido y suspiro que emite Marina. Su pequeño y estilizado cuerpo se muestra tal y cual Dios envió a este mundo. Sus firmes y delicados pechos se exhiben libres ante las cámaras, entre diversos planos que entremezclan tanto la elegancia y el placer. El erotismo que desprenden estos dos amantes es único, artístico, y natural. Una sola escena basta para evidenciar el gran talento actoral de Banderas y Abril.

Sin embargo, y a pesar de la ardiente faena sexual, Marina no termina por aceptar la idea de seguir siendo víctima de un secuestro en su propia casa. Luego, durante una mañana, Lola, amiga y confidente de Marina, va a visitarla y es así como entera del secuestro. Sin perder tiempo ayuda a escapar a Marina, antes de que Ricky esté de regreso.

En la última escena de este filme de género melodramático, Ricky aparece en solitario, parado de perfil en la terraza de una antigua edificación de la edad media. Mientras observa de modo pensativo el amplio paisaje de campo, Marina llega de improviso, y a ambos se les dibuja una sonrisa en sus rostros. Se emocionan, se abrazan, y se besan. Hablan del amor que sienten el uno por el otro, del querer estar juntos, del no volver a separarse. Luego de aquello, bajan rápidamente del castillo, y suben en un pequeño auto donde además espera Lola.

En el transcurso del recorrido, los tres personajes construyen una amena y privada conversación, mientras empieza a sonar por la radio del auto la canción Resistiré. Canción del grupo Dúo Dinámico (dúo musical español formado en 1958).  A Ricky le da por cantar la inspiradora melodía, y esto contagia a sus demás acompañantes. La alegría vuelve aparecer en escena, y a modo de Carpool Karaoke (segmento del programa de televisión Norteamericana, The Late Show), la película de 111 minutos de duración, llega a su inevitable fin.

Como ocurriera al inicio del evento, Antonio Cedeño vuelve a ubicarse frente al público. En un mensaje final, indica lo siguiente: “De eso mismo trata este proyecto cultural, de querer seguir luchando y resistiendo. Muchas gracias a todos por haber creído y apoyado esta iniciativa de querer acercar y dar a conocer el buen cine independiente a la ciudadanía. Nos vemos, hasta pronto”.

Mientras me retiro y voy caminando de la mano de mi novia, por la rampa inclusiva de fácil acceso al mar, que fue construida por el Municipio para personas con capacidades especiales y adultos mayores, vuelvo agradecer en silencio el hecho que existan personas como Antonio Cedeño. Un tipo bacán, que sin ser político local,  no deja de soñar, resistir, y trabajar por el bien común y la democratización del arte y la cultural en Manta.

Bien por Antonio. Bien por el cine. Bien por la cultura.

(Central Media Facco)