lunes, 24 de septiembre de 2018


Vendido por la Necesidad



A medida que comienzo a escribir el presente artículo, dentro de mi mente no dejo de pensar en las letras, palabras, párrafos y oraciones, que nuevamente deberé aplicar (inventarme), como parte de las estrategias pedagógicas comunicativas necesarias para el desarrollo de las  actividades  I y J de la semana 11, del curso virtual de capacitación en docencia educativa que por necesidad (falta de dinero), acepté realizar hace más de dos meses atrás, luego de llegar a un acuerdo económico con dos personas inmersas en el campo de la  EGB (Educación General Básica).

“Usted haga mis tareas lo mejor posible y súbalas en la fecha indicada” y “Trate al menos de sacar 8 por deber. Si puede obtener un 10, mucho mejor. Sea como sea, lo importante al final es aprobar el curso”. Fueron dos de las varias sugerencias que me indicaron las maestras en educación inicial, luego de proponerme la (indecente) propuesta académica que finalmente terminaría aceptando.

A dos semanas para que culmine el curso, todavía no me dejo en preguntar ¿Cómo puede haber personas que le paguen a alguien más para que este le haga sus deberes? ¿Es que acaso no se dan cuenta del daño personal que se hacen? ¿En manos y consciencia de quien está la educación de nuestros niños y jóvenes?

La necesidad en querer cubrir nuestras básicas demandas personales, explicadas en los primeros niveles de la Pirámide de Maslow, muchas veces  nos conduce hacer y/o aceptar cosas que jamás creímos llegaríamos a realizar. En mi caso, la necesidad de no tener un ingreso económico fijo y regular, me llevó a venderme. Sólo espero no volver hacerlo. Cada quien debería ocuparse por hacer sus propias tareas y así formarse profesionalmente de una manera clara, limpia, y honrada.

viernes, 14 de septiembre de 2018


Abrazando el sueño americano

Cinco bielas de las verdes, consumidas por ambos, con el afán de “matar” el calor de la tarde del pasado martes 31 de julio, mientras conversábamos de todo un poco sentados al filo del empedrado pavimento, fueron cervezas más que suficientes para darme cuenta que el buen amigo con el que me encontraba libando, había ya dejado de ser el inmaduro y juvenil individuo que se había marchado hace ya un par de años a tierras americanas, en búsqueda de nuevos y mejores días para él y su familia.

Este Men ya era otro. Un tipo más maduro y conocedor de la vida. En sus claros y verdes ojos se refleja la lucidez de un tipo que debió aprender a ganarse el pan de cada día y plantearse nuevas metas, estando inmerso en un sitio distinto, donde hasta el aire que respira exhibe la historia y el poderío de una potencia mundial. País, que por siglos, ha sido el atractivo de muchos ciudadanos del todo el mundo, deseosos de llegar para ir en búsqueda y conquista del tan renombrado: “American Dream” (sueño americano).

Asher Rivadeneira Castillo, ese es el nombre del hombre, pana, tío, brother, de origen ecuatoriano (portovejense de nacimiento), quien lleva más de 8 años viviendo y camellando (trabajando) en los Estados Unidos (EE.UU.). Friend (amigo) que conozco hace más de 20 años, desde aquel fuerte invierno (Fenómeno El Niño) de 1998. 

Como suele ocurrir en muchos casos de familias migrantes, Asher (que en el idioma hebreo significa Feliz y/o Afortunado) fue el último de su familia en viajar a los EE.UU. La primera vez que pisó suelo americano fue en marzo de 2010, a la edad de 18 años. Ya en Norteamérica, Bronxville fue la primera parada donde llegó a vivir. Una villa ubicada en el condado de Westchester, ubicada dentro del estado de Nueva York.

De inmediato se familiarizó con las exigencias y el cumplimiento de convivir en una nación capitalista, altamente productiva y competitiva. En aquel poblado estudió el idioma inglés por las tardes, en una universidad de la localidad, por un periodo de un año y medio. Mientras que por las noches, Asher trabajó en un restaurante limpiando mesas y lavando platos, siendo aquel su primer empleo. A partir de esa primera experiencia laboral, la cual aprendió a valorar, vinieron varias más en el transcurso de su estancia en Bronxville.

Al siguiente año, el 03 de enero de 2012, Asher armaría nuevamente su maleta y se enrumbaría a experimentar una nueva travesía por el país del Norte. En esa ocasión sería la ciudad de San Francisco, ubicada en el Estado de California, su segunda parada. El domicilio donde llegaría a vivir lo compartiría junto con su hermano mayor, Max Rivadeneira, quien fue el primero de la familia “Rivadeneira - Castillo” en viajar a los EE.UU. a finales de la década de los 90´s.

San Francisco, considerada por millones de viajeros como una de las más bellas ciudades del mundo, fue una urbe que le asentó muy bien a Asher. Según sus palabras, “la ciudad es espectacular, y fue ahí donde comencé a sentirme un ciudadano más en los EE.UU.”. En la también conocida “Ciudad de las mil perspectivas”, mi pana Asher vivió y trabajó también como mesero por un lapso de tiempo de un año.

Por asuntos personales, Asher decide retornar al Ecuador, radicándose en la ciudad de Portoviejo (Capital de Manabí) hasta finales del 2014. Pero la aparición de una fuerte hernia a nivel de pelvis y la columna vertebral, lo llevaría nuevamente a tomar la decisión de viajar a los EE.UU., donde finalmente seria operado en la ciudad de Tampa (Estado de Florida), por el mes de febrero de 2015. 

Después de completar la rehabilitación física pertinente, Asher encontraría trabajo como auxiliar de mantenimiento en un complejo de apartamentos. Como ya para entonces sabía comunicarse a través del idioma inglés, tanto al revés y al derecho, una mejor propuesta de trabajo lo llevaría a trasladarse hasta Oklahoma City, que es la capital del estado de Oklahoma. 

Uno de los aspectos más sobresalientes que ha tenido el ser humano, desde los primeros homínidos aparecidos en el África sub-sahariana hace más de 125.000 años, ha sido su gran capacidad para trasladarse, asentarse y adaptarse en casi cualquier lugar de la tierra.

Hoy en día, las migraciones humanas se siguen dando a lo largo y ancho del planeta; sin embargo, la gran mayoría de ellas son resultados de crisis políticas, económicas, sociales y/o culturales, que las naciones tienden a sufrir a razón de las erradas y mezquinas decisiones de sus gobernantes.

Un claro ejemplo es la crisis migratoria que padece Venezuela, que ha dejado como saldo más de 1.5 millones de venezolanos fuera de su país. Irónicamente, el único país de la región con las mayores reservas probadas de petróleo (oro negro) del mundo.

Un tema que es de suma importancia para todo migrante en cualquier parte del globo, es su calidad de legal o ilegal (indocumentado). Condición que en ciertos casos, tiende a tener reformas a partir de fuertes y exageradas políticas migratorias, como la impuesta por el actual gobierno de Donald Trump. Ley antimigratoria que no le importa separar padres de hijos, y viceversa, provocando una fuerte brecha psicológica y emocional en quién la vive.

A diferencia de los muchos emigrantes latinoamericanos que han llegado a los EE.UU. cruzando la desértica y traicionera frontera de México, Asher lo hizo por medio del pedido de sus familiares, lo cual le permitió conseguir la residencia americana. Manejar el idioma y tener los papeles al día, han sido piezas claves para que Asher pueda estabilizarse y encontrar mejores oportunidades laborales en suelo “Yanqui”.

Con un actual puesto como Gerente dentro de una empresa de remodelación de interiores de hogares en Oklahoma City. El presente y futuro de Asher pinta más que bien a la temprana edad de 26 años. Si bien entre sus próximos planes está el obtener la nacionalidad americana y así poder gozar de nuevos privilegios, la idea de regresar y quedarse en la tierra que lo vio nacer para en conjunto con su actual novia formar una familia, es un objetivo que alimenta  cada día con mucha pasión y dedicación. 

Con un fiel ejemplo, a base de esfuerzo y sacrificios, Asher Rivadeneira se suma a la larga lista de ecuatorianos regados por el mundo que han logrado conseguir y abrazar sus sueños, dejando en alto el nombre del Ecuador. Fiel hincha barcelonista, que desde la lejanía de las fronteras territoriales continua alentando a su equipo.

Adelante brother, ésta tu tierra, la tierra de los tres mundos (costa, sierra y oriente), te estará esperando siempre con los brazos abiertos. 


sábado, 28 de julio de 2018


Resistiré


Sentado sobre este frío y rústico bloque de madera, el vaivén de las olas se muestra alejado, extraño, ligero. El gélido viento que se pasea entre los asistentes, golpea y sorprende a más de uno. De mi parte, agradezco en silencio el hecho de encontrarme abrigado. Es el tercer miércoles del mes de julio y el tiempo indica que son las 19h10.

El cielo nocturno de Manta está despejado, a pesar de aquello son pocas las estrellas presentes en el firmamento. Nuevamente, siguiendo la tónica de los últimos cinco meses, la playa El Murciélago vuelve hacer el punto de encuentro de propios y extraños. La causa de mi presencia aquí, observar la última función (película) del proyecto cultural Cine a orillas del mar.

De repente, logro reconocer a un hombre de mediana estatura, piel color canela y cabello oscuro, el cual va acompañado con un micrófono en mano, quien se ubica por delante del público, diagonal a la pantalla inflable. De inmediato expresa lo siguiente: “Hola, soy Antonio Cedeño. Agradezco la presencia de todos esta noche. De acuerdo con la opción ganadora, la película que están por ver a continuación se titula, Átame. Película del cineasta español Pedro Almodóvar. Además, vuelvo a reiterar mi agradecimiento a la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí y al Municipio de Manta, por el apoyo económico y social brindado para el desarrollo del presente proyecto. Por último les recuerdo, la película que está por empezar es una cinta que estuvo nominada en su debido tiempo a los premios Goya, pero contiene fuertes imágenes explicitas, lo cual me preocupa un poco porque observo a varios menores de edad sentados sobre la arena”.

A diferencia del templado atuendo que cargaba puesto Antonio, el día que le realicé la entrevista (dos semanas atrás), muy cerca del lugar de donde me encuentro ahora. En está ocasión lo veo lucir una vestimenta ensombrecida (Jean azul marino, suéter y zapatos color negro). El motivo de la plática con aquel joven gestor cultural de raíces chonenses, fue saber cómo nació la idea de proyectar cine de manera gratuita y al filo del mar.   

De aquel interesante dialogo me enteré que la idea nació a partir de una necesidad de satisfacer la carencia que se mantiene aún del MAAC Cine, el cual fue un espacio exclusivo para la proyección de películas independientes (películas que se realizan al margen de los circuitos comerciales y de producción habituales), y que funcionó hasta el 29 de diciembre de 2013, en el auditorio del ex museo del Banco Central del Ecuador de Manta. Esta información la conoce Antonio a la perfección, dado que él fue administrador del MAAC Cine entre los años 2011 a 2013.

Dos años después del cierre del MAAC Cine, con mucha ilusión pero con escaso presupuesto, el proyecto Cine a orillas del mar se inaugura por primera vez en Manta el 07 de marzo de 2015. Pero debido a varios inconvenientes relacionados con logística y costeo de aquella época, sólo tres películas logran rodarse y exhibirse. Dichas funciones albergaron la presencia entre 300 y 400 espectadores.

Para este segundo ciclo, el proyecto de exhibición cinematográfica de Cedeño albergó un total de 15 películas, incluida la de esta noche. Proyecto que empezó a rodarse a partir del 07 de febrero del presente año. “Extraños en la noche”, cinta argentina dirigida por Alejandro Montiel, fue la opción elegida para la primera función.  Por su parte, “Mejor no hablar (de ciertas cosas)” e “Instantánea” fueron dos filmes de producción ecuatoriana que también formaron parte de este nuevo periodo.

Mientras miro el inicio de la película, y a su vez, voy recordando un poco más la conversación que mantuve con Antonio, un familiar y agradable aroma a canguil y café recién preparados llama por un instante mi atención. Las tres personas que se encuentran dentro de la tienda de playa, ocupados en la comercialización de los alimentos, son amigos y colaboradores de Antonio. El dinero que se obtiene de las ventas va destinado a financiar un porcentaje económico de cada función. Otra fracción del financiamiento ha sido colaboración de la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí  Según Antonio, en promedio son $400.00 el costo total, que ha debido necesitar para proyectar cada película. 

A medida que avanza el inquietante ritmo de la noche, la trama de la película está más que sobreentendida a 30 minutos de haber comenzado: Un hombre rebelde y problemático de nombre Ricky (Antonio Banderas), a quien acaban de darle de alta de un centro psiquiátrico, va en busca de Marina, la mujer de la que vive obsesionado, a raíz de una ocasión que se acostó con ella por dinero. El objetivo de Ricky es secuestrarla ya que está convencido de que cuando ella lo conozca íntimamente, bajo los efectos del síndrome de Estocolmo, se enamorará perdidamente de él. Por su parte, Marina (Victoria Abril) es una  atractiva actriz que ha tenido que lidiar con varios problemas para llegar donde está. Problemas vinculados entre un pasado pornográfico y la dependencia a las drogas.

Si bien hasta el momento, el desarrollo del controversial argumento ha sido algo fácil de consumir y asimilar, no es sino hasta la parte del sexo libre y consentido entre Ricky y Marina, que la película logra captar la atención de todos los aquí presentes. Por unos cuantos minutos, la atmósfera de este frío y apartado sitio de la playa, se calienta y adormece con cada gemido y suspiro que emite Marina. Su pequeño y estilizado cuerpo se muestra tal y cual Dios envió a este mundo. Sus firmes y delicados pechos se exhiben libres ante las cámaras, entre diversos planos que entremezclan tanto la elegancia y el placer. El erotismo que desprenden estos dos amantes es único, artístico, y natural. Una sola escena basta para evidenciar el gran talento actoral de Banderas y Abril.

Sin embargo, y a pesar de la ardiente faena sexual, Marina no termina por aceptar la idea de seguir siendo víctima de un secuestro en su propia casa. Luego, durante una mañana, Lola, amiga y confidente de Marina, va a visitarla y es así como entera del secuestro. Sin perder tiempo ayuda a escapar a Marina, antes de que Ricky esté de regreso.

En la última escena de este filme de género melodramático, Ricky aparece en solitario, parado de perfil en la terraza de una antigua edificación de la edad media. Mientras observa de modo pensativo el amplio paisaje de campo, Marina llega de improviso, y a ambos se les dibuja una sonrisa en sus rostros. Se emocionan, se abrazan, y se besan. Hablan del amor que sienten el uno por el otro, del querer estar juntos, del no volver a separarse. Luego de aquello, bajan rápidamente del castillo, y suben en un pequeño auto donde además espera Lola.

En el transcurso del recorrido, los tres personajes construyen una amena y privada conversación, mientras empieza a sonar por la radio del auto la canción Resistiré. Canción del grupo Dúo Dinámico (dúo musical español formado en 1958).  A Ricky le da por cantar la inspiradora melodía, y esto contagia a sus demás acompañantes. La alegría vuelve aparecer en escena, y a modo de Carpool Karaoke (segmento del programa de televisión Norteamericana, The Late Show), la película de 111 minutos de duración, llega a su inevitable fin.

Como ocurriera al inicio del evento, Antonio Cedeño vuelve a ubicarse frente al público. En un mensaje final, indica lo siguiente: “De eso mismo trata este proyecto cultural, de querer seguir luchando y resistiendo. Muchas gracias a todos por haber creído y apoyado esta iniciativa de querer acercar y dar a conocer el buen cine independiente a la ciudadanía. Nos vemos, hasta pronto”.

Mientras me retiro y voy caminando de la mano de mi novia, por la rampa inclusiva de fácil acceso al mar, que fue construida por el Municipio para personas con capacidades especiales y adultos mayores, vuelvo agradecer en silencio el hecho que existan personas como Antonio Cedeño. Un tipo bacán, que sin ser político local,  no deja de soñar, resistir, y trabajar por el bien común y la democratización del arte y la cultural en Manta.

Bien por Antonio. Bien por el cine. Bien por la cultura.

(Central Media Facco)