viernes, 14 de septiembre de 2018


Abrazando el sueño americano

Cinco bielas de las verdes, consumidas por ambos, con el afán de “matar” el calor de la tarde del pasado martes 31 de julio, mientras conversábamos de todo un poco sentados al filo del empedrado pavimento, fueron cervezas más que suficientes para darme cuenta que el buen amigo con el que me encontraba libando, había ya dejado de ser el inmaduro y juvenil individuo que se había marchado hace ya un par de años a tierras americanas, en búsqueda de nuevos y mejores días para él y su familia.

Este Men ya era otro. Un tipo más maduro y conocedor de la vida. En sus claros y verdes ojos se refleja la lucidez de un tipo que debió aprender a ganarse el pan de cada día y plantearse nuevas metas, estando inmerso en un sitio distinto, donde hasta el aire que respira exhibe la historia y el poderío de una potencia mundial. País, que por siglos, ha sido el atractivo de muchos ciudadanos del todo el mundo, deseosos de llegar para ir en búsqueda y conquista del tan renombrado: “American Dream” (sueño americano).

Asher Rivadeneira Castillo, ese es el nombre del hombre, pana, tío, brother, de origen ecuatoriano (portovejense de nacimiento), quien lleva más de 8 años viviendo y camellando (trabajando) en los Estados Unidos (EE.UU.). Friend (amigo) que conozco hace más de 20 años, desde aquel fuerte invierno (Fenómeno El Niño) de 1998. 

Como suele ocurrir en muchos casos de familias migrantes, Asher (que en el idioma hebreo significa Feliz y/o Afortunado) fue el último de su familia en viajar a los EE.UU. La primera vez que pisó suelo americano fue en marzo de 2010, a la edad de 18 años. Ya en Norteamérica, Bronxville fue la primera parada donde llegó a vivir. Una villa ubicada en el condado de Westchester, ubicada dentro del estado de Nueva York.

De inmediato se familiarizó con las exigencias y el cumplimiento de convivir en una nación capitalista, altamente productiva y competitiva. En aquel poblado estudió el idioma inglés por las tardes, en una universidad de la localidad, por un periodo de un año y medio. Mientras que por las noches, Asher trabajó en un restaurante limpiando mesas y lavando platos, siendo aquel su primer empleo. A partir de esa primera experiencia laboral, la cual aprendió a valorar, vinieron varias más en el transcurso de su estancia en Bronxville.

Al siguiente año, el 03 de enero de 2012, Asher armaría nuevamente su maleta y se enrumbaría a experimentar una nueva travesía por el país del Norte. En esa ocasión sería la ciudad de San Francisco, ubicada en el Estado de California, su segunda parada. El domicilio donde llegaría a vivir lo compartiría junto con su hermano mayor, Max Rivadeneira, quien fue el primero de la familia “Rivadeneira - Castillo” en viajar a los EE.UU. a finales de la década de los 90´s.

San Francisco, considerada por millones de viajeros como una de las más bellas ciudades del mundo, fue una urbe que le asentó muy bien a Asher. Según sus palabras, “la ciudad es espectacular, y fue ahí donde comencé a sentirme un ciudadano más en los EE.UU.”. En la también conocida “Ciudad de las mil perspectivas”, mi pana Asher vivió y trabajó también como mesero por un lapso de tiempo de un año.

Por asuntos personales, Asher decide retornar al Ecuador, radicándose en la ciudad de Portoviejo (Capital de Manabí) hasta finales del 2014. Pero la aparición de una fuerte hernia a nivel de pelvis y la columna vertebral, lo llevaría nuevamente a tomar la decisión de viajar a los EE.UU., donde finalmente seria operado en la ciudad de Tampa (Estado de Florida), por el mes de febrero de 2015. 

Después de completar la rehabilitación física pertinente, Asher encontraría trabajo como auxiliar de mantenimiento en un complejo de apartamentos. Como ya para entonces sabía comunicarse a través del idioma inglés, tanto al revés y al derecho, una mejor propuesta de trabajo lo llevaría a trasladarse hasta Oklahoma City, que es la capital del estado de Oklahoma. 

Uno de los aspectos más sobresalientes que ha tenido el ser humano, desde los primeros homínidos aparecidos en el África sub-sahariana hace más de 125.000 años, ha sido su gran capacidad para trasladarse, asentarse y adaptarse en casi cualquier lugar de la tierra.

Hoy en día, las migraciones humanas se siguen dando a lo largo y ancho del planeta; sin embargo, la gran mayoría de ellas son resultados de crisis políticas, económicas, sociales y/o culturales, que las naciones tienden a sufrir a razón de las erradas y mezquinas decisiones de sus gobernantes.

Un claro ejemplo es la crisis migratoria que padece Venezuela, que ha dejado como saldo más de 1.5 millones de venezolanos fuera de su país. Irónicamente, el único país de la región con las mayores reservas probadas de petróleo (oro negro) del mundo.

Un tema que es de suma importancia para todo migrante en cualquier parte del globo, es su calidad de legal o ilegal (indocumentado). Condición que en ciertos casos, tiende a tener reformas a partir de fuertes y exageradas políticas migratorias, como la impuesta por el actual gobierno de Donald Trump. Ley antimigratoria que no le importa separar padres de hijos, y viceversa, provocando una fuerte brecha psicológica y emocional en quién la vive.

A diferencia de los muchos emigrantes latinoamericanos que han llegado a los EE.UU. cruzando la desértica y traicionera frontera de México, Asher lo hizo por medio del pedido de sus familiares, lo cual le permitió conseguir la residencia americana. Manejar el idioma y tener los papeles al día, han sido piezas claves para que Asher pueda estabilizarse y encontrar mejores oportunidades laborales en suelo “Yanqui”.

Con un actual puesto como Gerente dentro de una empresa de remodelación de interiores de hogares en Oklahoma City. El presente y futuro de Asher pinta más que bien a la temprana edad de 26 años. Si bien entre sus próximos planes está el obtener la nacionalidad americana y así poder gozar de nuevos privilegios, la idea de regresar y quedarse en la tierra que lo vio nacer para en conjunto con su actual novia formar una familia, es un objetivo que alimenta  cada día con mucha pasión y dedicación. 

Con un fiel ejemplo, a base de esfuerzo y sacrificios, Asher Rivadeneira se suma a la larga lista de ecuatorianos regados por el mundo que han logrado conseguir y abrazar sus sueños, dejando en alto el nombre del Ecuador. Fiel hincha barcelonista, que desde la lejanía de las fronteras territoriales continua alentando a su equipo.

Adelante brother, ésta tu tierra, la tierra de los tres mundos (costa, sierra y oriente), te estará esperando siempre con los brazos abiertos. 


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